El panorama del sector sanitario ha experimentado una transformación gradual, que evoluciona desde un enfoque centrado en el cuidado de los enfermos hacia una perspectiva más amplia que abraza con plenitud el bienestar.
La Generación Z, nacida entre 1997 y 2012, emerge como un impulsor clave de esta transición de salud a bienestar, al destacar la necesidad de adaptar las ofertas sanitarias a sus preferencias y valores únicos.
A pesar de representar el 20 % de la población estadounidense y el 25 % a nivel mundial, la Generación Z contribuye solo con el 3,3 % del gasto sanitario total. Esta disparidad no solo se debe a su juventud y buena salud relativa, sino también a la falta de opciones sanitarias que se alineen con sus expectativas y enfoque holístico hacia el autocuidado.
Los datos recopilados durante más de dos años de encuestas e investigaciones demográficas a nivel mundial, realizadas por el Oliver Wyman Forum, el laboratorio de ideas de la consultora de gestión Oliver Wyman, donde lideró la práctica global de salud y ciencias de la vida, revelan que la Generación Z ve la atención sanitaria como parte integral de su autocuidado.
Este grupo de población valora una visión más amplia de la salud, al reconocer que el bienestar va más allá de la ausencia de enfermedad. La atención sanitaria, para la Generación Z, no es solo una respuesta a la enfermedad, sino una herramienta para el mantenimiento de su salud en general. Este enfoque holístico ha generado una brecha entre las ofertas actuales del sector sanitario y las expectativas de una generación que busca activamente opciones que fomenten su bienestar integral.
A pesar de que la Generación Z está intrínsecamente más sana y menos propensa a enfermedades crónicas en comparación con generaciones anteriores, su actitud proactiva hacia la salud impulsa una demanda creciente de servicios que promuevan la prevención y el bienestar a largo plazo.
El reto actual radica en adaptar el modelo de negocio del sector sanitario para satisfacer las necesidades y los deseos específicos de la Generación Z. Las ofertas deben trascender el tratamiento de enfermedades puntuales y abrazar un enfoque preventivo y de autocuidado. Además, la comunicación efectiva y la accesibilidad a la información serán fundamentales para conectar con esta generación, acostumbrada a la inmediatez y la transparencia.
La Generación Z, con su visión holística de la salud, presenta una oportunidad única para redefinir el sector sanitario. A medida que maduran y asumen roles más prominentes en la sociedad, su influencia sólo crecerá. Las empresas y profesionales del ámbito sanitario que logren comprender y adaptarse a sus necesidades estarán mejor posicionados para liderar la transformación hacia un enfoque más integral y proactivo de la salud en el siglo XXI.
La Generación Z transforma la forma en que aborda la salud, con un 66 % al utilizar herramientas digitales como aplicaciones de bienestar y pulsómetros, en comparación con el 40 % de otras generaciones. Además, son el doble de propensos a compartir su información sanitaria con proveedores externos al médico de cabecera. Destacan por ser un 20 % más propensos a discutir sobre su salud mental en el entorno laboral y cuatro de cada diez han experimentado algún tipo de tratamiento alternativo.
Estos datos evidencian que la Generación Z está conformada por consumidores motivados y abiertos que buscan una atención sanitaria holística y enriquecedora. Sus preferencias desafían el modelo sanitario actual, impulsando hacia un enfoque centrado en el bienestar, la prevención y la salud general. Aquellas empresas que adopten estos cambios se posicionarán de manera óptima para atraer a los pacientes de la Generación Z que buscan una atención más amplia y holística de la que reciben en la actualidad. La demanda ya existe, y las organizaciones sanitarias deben responder con datos más accesibles, que refuercen las capacidades de salud mental y conviertan las redes sociales en una ventaja.
La afinidad digital característica de la generación Z abre una ventana de oportunidad para las empresas del sector salud, permitiéndoles obtener una comprensión más detallada de la salud general de las personas. Por ejemplo, 24% de los encuestados de la generación Z indicaron utilizar dispositivos de seguimiento físico o del sueño, 18% se ejercita con guías digitales, y 17% emplea aplicaciones para registrar su ingesta alimentaria. Este grupo demográfico demuestra un uso casi duplicado de aplicaciones para supervisar su bienestar en comparación con otras generaciones.
La demanda de datos de la generación Z queda clara al considerar que 44% estaría dispuesto a compartir información sanitaria personal a cambio de una comprensión más detallada de su salud, incluso con aseguradoras, clínicas minoristas y aplicaciones externas, en particular si ello conlleva beneficios económicos. Este apetito por el estado de sus datos destaca la urgencia de superar las barreras tradicionales en el intercambio de información en el ámbito sanitario y desarrollar métodos más eficientes para integrar los datos generados por los pacientes con sus historiales médicos oficiales. Esta transformación en la actitud hacia la apertura digital señala una llamada de atención para las organizaciones de salud, instándolas a adaptarse a la nueva era de intercambio de información en pro del bienestar general.
La Generación Z emerge como un faro de cambio al desafiar las nociones convencionales sobre la salud mental. Durante la pandemia, la prevalencia global de ansiedad y depresión aumentó en un 25 %, y la Generación Z se destacó como vulnerable, con un 83 % más de probabilidad de admitir sentimientos de ansiedad y un 86 % más propensión a experimentar episodios depresivos, según nuestras investigaciones.
Sin embargo, la Generación Z no solo enfrenta estos desafíos, también lidera una revolución en la percepción de la salud mental. Ha derribado las barreras del estigma, normalizado la conversación sobre la salud mental en entornos laborales, amistades y plataformas sociales. Por sorpresa, el 39 % de los encuestados reveló haber buscado terapia en persona o en línea con regularidad en los últimos dos años.
El esfuerzo por desestigmatizar la salud mental va más allá de la apertura y abraza un enfoque más integral y holístico de la atención. Algunos sistemas de atención primaria ya están integrando profesionales de salud mental, pero dado que la escasez de médicos es una realidad en algunos países, se impone la necesidad de aprovechar las herramientas digitales de manera inteligente.
La telemedicina, las aplicaciones y los chatbots se convierten en aliados cruciales para mejorar el acceso y abordar condiciones de menor gravedad, al allanar el camino hacia una revolución más profunda en la atención de la salud mental.
Las redes sociales se han vuelto cruciales en la vida diaria de la Generación Z, con alrededor del 60 % de los usuarios indicando que obtienen información a través de estas plataformas. Esta influencia se extiende a la atención sanitaria, donde 42 % de la Generación Z busca información médica en redes sociales, en comparación con el 20 % de las otras generaciones.
Sin embargo, este aumento en la dependencia de las redes sociales también aumenta el riesgo de consumo y difusión de información incorrecta. Durante la pandemia, la difusión de información errónea alcanzó proporciones alarmantes, llevando al Cirujano General de EE. UU., Vivek Murthy, a emitir una advertencia sobre la capacidad de las redes sociales para difundir información errónea a una velocidad sin precedentes.
Una estrategia efectiva para combatir la desinformación y construir confianza es asociarse con influencers de la Generación Z, incluyendo profesionales de la salud, enfermeras y médicos, quienes pueden conectar de manera auténtica con el público en las redes sociales. Este enfoque, aunque diferente al marketing tradicional, se vuelve esencial para empoderar a los consumidores y ayudarles a tomar decisiones informadas.
Estos cambios pueden parecer drásticos en la actualidad, pero se perfilan como la nueva norma a medida que la industria de la salud se adapta a las preferencias de la Generación Z. Además, estas mejoras no solo beneficiarán a los jóvenes, sino que también serán apreciadas por generaciones mayores, al marcar un avance significativo en la forma en que se accede y se comparte información de salud.
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