Las mejores soluciones publicitarias son aquellas que dejan a las personas pensando ¿por qué no se me ocurrió a mí? Son creativas, simples, profundas y comprensibles.
Muchas veces, la llave que destraba esa idea única se llama pensamiento lateral: capacidad de abordar el problema por caminos diferentes a los obvios o usuales, y que la mayoría de las personas van a seguir. Pensamiento lateral es, ni más ni menos, la capacidad de razonar un problema pensando “fuera de la caja”.
No nos vamos a mentir: hay personas que tienen un talento natural para esto. Los genios de la publicidad aprendieron naturalmente a estar pensando constantemente fuera de los patrones regulares. Sin embargo, como toda técnica, el pensamiento lateral tiene algunos pilares básicos que podemos utilizar de guía para ejercitar esa capacidad creativa:
Cuestionar las premisas
Nuestra inherente tendencia a resolver los problemas eficientemente nos lleva a aceptar la información dada sobre un problema, sin indagar sobre ella. Hay que revisar bien la materia prima y cuestionar el origen del problema para poder ampliar nuestro abanico de decisiones.
Conocer la pregunta correcta
Se dice que la gente joven sabe todas las respuestas, pero no sabe las preguntas. El pensamiento lateral también lucha contra nuestro enfoque resultadista, y nos invita a pensar en la pregunta antes que en la respuesta. De nada sirve encontrar una solución si no has pensado realmente en si conoces el problema.
La entrada de la creatividad
Combinar enfoques, puntos de vista y opiniones es una mezcla creativamente poderosa. Los grandes genios de la publicidad o escritores piensan a fondo en el mensaje que quieren compartir y… se olvidan de ello. Viven su vida normal, hablan con personas sobre su día a día, y en algún momento surge mágicamente ese puente que une todos los puntos.
El pensamiento lógico
Finalmente, el proceso lógico o metodológico también forma parte del pensamiento creativo. No son contrarios, sino absolutamente complementarios. Por ejemplo, establecer un sistema para probar tu mensaje, por ejemplo, mediante la realización de focus groups te pueden ayudar a reforzar tu conclusión y comprobar (o no) tu teoría.