Más allá del diagnóstico: la salud como hábito
En los últimos años, el enfoque del sistema de salud ha comenzado a desplazarse del modelo reactivo al preventivo. Ya no basta con tratar enfermedades; ahora el objetivo es prevenirlas antes de que aparezcan. En ese contexto, el marketing de salud preventivo ha adquirido una relevancia estratégica: no se trata solo de informar, sino de inspirar cambios reales y sostenibles en el comportamiento de las personas.
Las campañas preventivas han demostrado ser una de las herramientas más poderosas para mejorar indicadores de salud pública, reducir costos sanitarios y empoderar a la ciudadanía. Pero no basta con lanzar mensajes bien intencionados, se requiere comprender a fondo el contexto sociocultural, utilizar herramientas de comunicación efectiva y medir el impacto con precisión.
Este artículo explora cómo las campañas de marketing de salud preventivo están transformando hábitos, qué elementos las hacen efectivas y cuáles han sido los casos más emblemáticos en México y América Latina.
¿Qué es el marketing de salud preventivo?
Es una rama del marketing social enfocada en modificar conductas nocivas o reforzar prácticas saludables a través de estrategias de comunicación, persuasión y movilización comunitaria. A diferencia del marketing tradicional, no busca vender un producto, sino generar conciencia, conocimiento y acción.
Algunos de los comportamientos que se busca influir incluyen:
• Dejar de fumar.
• Adoptar una dieta balanceada.
• Realizar actividad física regular.
• Usar condón.
• Vacunarse.
• Atender la salud mental.
• Reducir el consumo de alcohol.
• Asistir a chequeos médicos preventivos.
Principios clave de las campañas efectivas
No todas las campañas logran su objetivo. Las que realmente cambian comportamientos suelen cumplir con ciertos principios:
1. Segmentación y personalización
Las campañas más efectivas no usan un solo mensaje para todos. Segmentan su audiencia por edad, género, cultura, región, nivel educativo y estilo de vida, adaptando el contenido a cada grupo.
Ejemplo: una campaña sobre salud sexual dirigida a adolescentes debe usar un lenguaje, estética y plataformas completamente distintas que una enfocada a adultos mayores.
2. Enfoque en beneficios inmediatos
Muchas personas no cambian porque los beneficios del cambio parecen lejanos o abstractos. Por eso, las campañas exitosas muestran ventajas inmediatas del comportamiento saludable (más energía, mejor autoestima, ahorro de dinero), no solo evitar enfermedades a largo plazo.
3. Storytelling auténtico
La gente conecta con personas, no con datos. Por eso, muchas campañas usan historias reales o dramatizadas que despiertan empatía y reflexión, en lugar de cifras frías.
4. Llamados a la acción concretos
No basta con decir “Cuida tu salud”. Las campañas deben incluir acciones claras, realistas y medibles, como: “Camina 30 minutos al día”, “Hazte el chequeo anual”, “Llama gratis al 800-SALUD”.
Casos de éxito en México
“Chécate, mídete, muévete”
Una de las campañas más reconocidas, impulsada por la Secretaría de Salud en colaboración con el IMSS, ISSSTE y el sector privado. El objetivo fue prevenir enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión y obesidad, promoviendo tres hábitos: revisión médica, control de peso y actividad física.
El mensaje fue replicado en medios masivos, redes sociales, escuelas y centros laborales. Se realizaron ferias de salud, retos de pasos diarios y difusión de guías alimentarias.
Según el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), la campaña logró mejorar el nivel de conocimiento en temas de riesgo cardiovascular en zonas urbanas.
“Juntos contra el dengue”
Campaña desarrollada en zonas endémicas del sureste mexicano para prevenir la proliferación del mosquito transmisor. Incluyó spots de radio en lenguas indígenas, brigadas escolares, infografías y capacitaciones comunitarias. La clave fue involucrar a los líderes locales y respetar las tradiciones culturales en la forma de comunicar.
“5 porciones al día”
Una adaptación de la campaña global promovida por la OMS para incentivar el consumo de frutas y verduras. En México se implementó en escuelas primarias y mercados, con materiales visuales y juegos educativos.
Salud digital y campañas interactivas
El auge de las redes sociales ha transformado el marketing de salud. Hoy, las campañas no solo informan: interactúan. Plataformas como Instagram, TikTok y WhatsApp permiten crear retos virales, encuestas, miniseries educativas y comunidades de apoyo.
Ejemplo: el reto “#30DíasSinAzúcar” promovido por nutriólogos y médicos en redes, con el que miles de usuarios compartían su proceso y motivaban a otros.
Apps como Yana o Cuéntame integran recordatorios, retos diarios y seguimiento emocional para fomentar el autocuidado, combinando tecnología con marketing conductual.
Influencia del entorno: marketing ambiental y nudges
Las campañas más modernas ya no solo se enfocan en el mensaje, sino en modificar el entorno para facilitar decisiones saludables. Esto se conoce como “marketing ambiental” o uso de nudges (empujoncitos conductuales).
Ejemplos:
• Poner frutas a la altura de los ojos en supermercados.
• Colocar señales motivacionales en escaleras para incentivar su uso.
• Ofrecer menús saludables como opción por defecto.
Estas pequeñas intervenciones han demostrado tener impacto sostenido y costo-efectivo.
Retos persistentes
A pesar de los avances, el marketing preventivo en salud enfrenta múltiples desafíos en México:
• Bajo presupuesto gubernamental para campañas sostenidas.
• Falta de medición rigurosa de impacto.
• Desigualdad digital: las campañas digitales no llegan a toda la población.
• Desconfianza institucional, especialmente entre comunidades históricamente marginadas.
• Interferencia de intereses comerciales: mensajes saludables compiten con la publicidad de comida ultraprocesada, bebidas azucaradas o tabaco.
El rol del sector privado y las alianzas público-sociales
Muchas campañas exitosas han surgido gracias a colaboraciones entre gobierno, empresas y ONGs. Por ejemplo, marcas de alimentos han comenzado a promover el etiquetado saludable; empresas han creado programas de bienestar para sus empleados; medios de comunicación han cedido espacios gratuitos para campañas educativas.
Ejemplo: la alianza entre Fundación Televisa y la Secretaría de Salud para promover el autocuidado cardiovascular en televisión nacional.
Estas sinergias permiten ampliar el alcance, generar contenido profesional y compartir costos. Pero deben hacerse con transparencia y alineación ética, evitando el marketing de causa sin respaldo real.
Recomendaciones para diseñar campañas que sí cambien comportamientos
1. Escuchar a la audiencia antes de diseñar el mensaje.
2. Utilizar datos locales para personalizar contenido.
3. Incluir testimonios reales y diversidad representativa.
4. Diseñar intervenciones multicanal y multisectoriales.
5. Medir impacto a corto, mediano y largo plazo.
6. Fomentar la participación comunitaria y el sentido de pertenencia.
7. Evitar el miedo o la culpa como estrategias primarias.
8. Ofrecer soluciones prácticas, accesibles y gratuitas.

Cambiar hábitos sí es posible
El marketing de salud preventivo no es magia, pero sí es ciencia y arte. Cuando se hace con estrategia, empatía y rigor puede lograr cambios reales: desde dejar el cigarro hasta comer mejor, movernos más, cuidar nuestra mente o vacunarnos a tiempo.
México tiene enormes desafíos en materia de salud pública, pero también una población joven, creativa y dispuesta a mejorar. Las campañas preventivas son una de las herramientas más valiosas para lograr ese cambio cultural necesario. Y como todo buen cambio, empieza por una buena conversación.
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