Aunque muchos de los cambios que nos deja 2020 tendremos que verlos en perspectiva, hay uno que sin duda será transversal tanto a nivel económico, social y político: el bienestar como un factor de mayor importancia para nuestra vida diaria.
Lo que era un asunto de algunas organizaciones nicho, se está convirtiendo en una ventaja competitiva para las empresas que aprendan a integrar el bienestar (y comunicarlo) como una parte central de su cultura organizacional. ¿Por qué? Simplemente porque la sociedad en general ha experimentado un evento global que ha puesto en evidencia lo frágil que puede llegar a ser nuestra salud y está más consciente de la importancia que tiene para nuestra vida diaria.
Y no solo estamos hablando de comprar gel desinfectante y ofrecerlo a tus clientes o empleados. El bienestar tiene diferentes dimensiones y todas deben ser consideradas dentro de la evolución de las empresas para adaptarse a las demandas post-2020. Para efectos de esta reflexión podemos separar el bienestar en tres diferentes áreas.
Bienestar físico
El más conocido y relacionado a tu salud integral.
Bienestar mental
Uno fundamental para el equilibrio en la vida de las personas, que tiene vertientes sociales, psicológicas y físicas.
Bienestar espiritual
Una dimensión filosófica y religiosa que depende de valores, significado y creencias de cada persona.
Estos tres niveles de bienestar son igual de importantes a la hora de que una empresa construya su imagen y reputación. Las empresas que comienzan a desarrollar herramientas y soluciones dirigidas a ofrecer servicios o espacios que permitan a las personas cuidar de su bienestar en todos los sentidos, tenderán a ser mejor recibidas por la sociedad en pleno.
Incorporar el bienestar a tu marca es un trabajo que requiere comunicación y esfuerzo. Las empresas de salud, por su naturaleza, están más aventajadas en ese sentido, por lo que las claves que han funcionado en el sector comenzarán a replicarse en otros.
Sin embargo, el punto de partida suele ser el mismo:
Entender los niveles de bienestar y cómo tu organización se relaciona con cada uno de ellos.
Construir un relato propio y claro sobre la posición de tu empresa sobre el bienestar.
Desarrollar una cultura y una oferta que sea multistakeholder y multisectorial.
Cultivar ese relato con disciplina, paciencia y una estrategia sólida.
Además de la responsabilidad que tenemos las empresas con la sociedad, invertir en el bienestar de nuestros stakeholders es un buen negocio. Diversos estudios demuestran cómo las empresas involucradas en el bienestar de sus comunidades de interés obtienen beneficios desde la retención de talento hasta la fidelidad de sus consumidores.