La medicina es una de las ciencias que ha tenido mayor impacto sobre la humanidad. Gracias a ella, la esperanza de vida media de hombres y mujeres se ha alargado. La capacidad de estudiar y comprender muchos de los trastornos, infecciones y enfermedades que nos han afectado a lo largo de la historia ha permitido buscar medios para lograr una mejor salud. Entre ellos se encuentra el uso de medicamentos.
Los fármacos son un compuesto químico que está formado por uno o varios principios activos (que realizan la acción dentro del organismo) y excipientes (elementos que están ahí para facilitar la administración del principio activo). Hoy en día, existe un extenso catálogo de diferentes tipos de medicamentos, toda una industria se encuentra detrás de ellos. Y su utilidad se ha convertido en algo muy habitual, lo cual ha obligado a hacer campañas para un uso racional de los fármacos.
Existen diversos criterios para clasificar a los fármacos, como el código ATC (Anatómico, Terapéutico, Químico) que utiliza la OMS u otros más simples, como los que se guían por su forma farmacéutica (sólido, líquida...), según la vía de administración (oral, rectal,...) o según su indicaciones. Este último puede ser el más sencillo para empezar a diferenciar tipos de medicamentos, porque se centra en su uso sin entrar en muchos más detalles.
Aún así, la lista de medicamentos es de lo más extensa, por lo que la mejor opción es centrarse en los fármacos de uso más habitual para simplificar la clasificación.
En este grupo de tipos de medicamentos se encuentran todos los fármacos que tienen como finalidad aliviar el dolor físico, ya sea de cabeza, de articulaciones o cualquiera. Su catálogo se puede dividir en dos grandes familias: los opiáceos y los no opiáceos.
Los primeros son de acción más potente, no están permitidos en la automedicación y pueden generar dependencia (como la morfina); mientras que los segundos son todo lo contrario, e incluyen tanto los AntiInflamatorios No Esteroides (AINE), como el ibuprofeno y la aspirina o el paracetamol. Entre los efectos secundarios generales de los AINES están que favorecen el desarrollo de úlceras, pueden provocar complicaciones renales y aumentar la presión sanguínea.
Dos grupos distintos de tipos de medicamentos, pero que comparten funciones similares:la disminución de las secreciones gástricas. Si disminuye la acidez, se previene la aparición de úlceras. Un ejemplo conocido es el Omeprazol.
En estos fármacos, los efectos secundarios más importantes son las alteraciones del tránsito intestinal (diarrea o estreñimiento).
En esta categoría se agrupan fármacos que tienen la finalidad de combatir los efectos negativos de las reacciones alérgicas o la hipersensibilidad.
Los más populares son los fármacos de la familia de antihistamínicos, cuyo mecanismo de acción influye sobre la histamina, la cual tiene un importante papel en la alergias. Sus reacciones adversas son mínimas, pero puede ocasionar diarrea, somnolencia, fatiga o cefaleas.
Los antidiarreicos son tipos de medicamentos que tienen como propósito aliviar y detener los efectos de la diarrea. Los más utilizados actualmente son fármacos que inhiben la motilidad del intestino, lo que favorece la retención para conseguir una mayor consistencia y volumen en las heces. Las reacciones adversas de estos fármacos son mínimas, aunque se han registrado algunas como el dolor abdominal o el estreñimiento.
En cambio, los laxantes son recetados para el caso contrario, en otras palabras, para resolver problemas de estreñimiento por un aumento del movimiento intestinal o por lubricación. Su uso debe ser moderado y como apoyo, porque un tratamiento prolongado hace que el intestino no trabaje correctamente, disminuyendo su capacidad de absorción de nutrientes.
Este tipo de medicamentos están recetados para hacer frente a infecciones. Dependiendo del agente infeccioso, se clasifican en antibióticos (contra bacterias), antifúngicos (contra hongos), antivirales (contra virus) y antiparasitarios (contra parásitos).
La automedicación no está aconsejada, por lo que siempre se necesita receta médica. El mayor efecto secundario, sobre todo en el caso de los antibióticos, es que ejercen una selección artificial sobre los agentes infecciosos.
Por ejemplo, en el caso de las bacterias, dentro de una mismo tipo de bacteria, pueden existir cepas que resisten el efecto de un antibiótico concreto. Al utilizar ese antibiótico de forma abusiva, mueren todas las bacterias salvo las que presentan resistencia, por lo que al final dejará de tener efecto.
Como el propio nombre indica,son fármacos que tienen como finalidad reducir los efecto de la inflamación. Los más recetados son los catalogados como AINES, que además de disminuir la inflamación, tienen efectos analgésicos.
Los fármacos antipiréticos son un tipo de medicamentos que tienen la capacidad de reducir la fiebre. Entre los más conocidos están la aspirina, el ibuprofeno y el paracetamol, que también presentan otras funciones.
De forma general, como AINES que son los dos primeros, pueden generar problemas en el aparato digestivo, a diferencia del paracetamol.
Son fármacos que se recetan para tratar de reducir la tos no productiva, es decir, que no libera mucosidad. Se debe tener sumo cuidado con su dosis, ya que algunos de ellos, como la codeína, producen adicción.
En cuanto a los mucolíticos, son medicamentos que se recomiendan cuando la mucosidad dificulta una respiración correcta. Sus efectos secundarios son menores, como cefaleas o reacciones alérgicas.