En el sector sanitario se denomina medicamento controlado a aquellas sustancias que están sometidas a las inspecciones exhaustivas por parte de los gobiernos de cada país debido a los efectos secundarios que pueden producir dichos medicamentos en los consumidores. El control realizado por los gobiernos se realiza desde la producción del medicamento hasta su distribución, con el fin de velar por la seguridad de los pacientes y evitar que se produzca una relación de dependencia o adicción hacia el medicamento.
¿Cuáles son algunos de los medicamentos controlados?
Entre los principales medicamentos controlados encontramos sustancias como los opioides, grupo de medicamentos que interactúa con las células receptoras del mismo nombre: opioides, y que ayudan a controlar los dolores agudos, como la Hidrocodona o la Oxicodona. Otro grupo de medicamentos controlados son los estimulantes, encargados de aumentar las frecuencias fisiológicas (respiratoria, cardíaca y cerebral). Uno de sus principales usos es la ayuda a aquellas personas que padecen síndromes de hiperactividad.
Los medicamentos depresores conforman otro grupo de medicamentos controlados que actúan sobre el sistema nervioso central, al ralentizar las reacciones del organismo, por ejemplo, aquellos medicamentos dirigidos al tratamiento de patologías mentales, como la ansiedad y la depresión.
Por último, los esteroides anabólicos conforman la última división de los medicamentos controlados junto a los alucinógenos. Se trata de aquellas sustancias que aumentan el rendimiento físico, dirigido en mayor medida a atletas de élite para promover el desarrollo muscular, aunque es importante tener en cuenta que este tipo de esteroides suelen estar prohibidos por casi todas las organizaciones deportivas a nivel mundial.
¿En qué se diferencian los medicamentos éticos de los controlados?
A pesar de que tanto los medicamentos éticos como los medicamentos controlados se consiguen mediante recetas médicas, es decir, después de conocer las indicaciones y contar con prescripciones por parte de un especialista médico, existe una diferencia puntual entre estos tipos de medicamentos.
Mientras que los medicamentos éticos son todos aquellos que se pueden conseguir mediante una receta médica, los medicamentos controlados son aquellos que además de requerir una receta médica, están vinculados a padecimientos mentales y a enfermedades o tratamientos más complejos que por ejemplo requieren de estupefacientes para aminorar y aliviar el dolor del paciente.
¿Quién vigila a los medicamentos controlados?
En México es la Cofepris o Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios la encargada de velar por la producción y distribución de los medicamentos controlados. La misión de este organismo es la de proteger a los ciudadanos mexicanos de los riesgos sanitarios producidos por las diferentes sustancias que tienen un efecto directo en su salud, a través de la regulación y control sanitario. Este organismo es supervisado por la Secretaría de Salud. Entre sus funciones principales se encuentran: elaboración y expedición de las leyes en cuanto a los bienes y actividades en materias de salud y riesgo sanitario, control sobre las comunicaciones de carácter publicitario sobre los productos farmacéuticos con el fin de proteger a los consumidores y usuarios del sistema de salud mexicano, imposición de sanciones y medidas de seguridad en materia de salud y evaluación de los riesgos que pueden amenazar la salud de los ciudadanos.
Ansiedad y depresión: 2 enfermedades que precisan de medicamentos controlados
Como comentábamos en párrafos anteriores, los medicamentos destinados al tratamiento de la ansiedad, son medicamentos controlados que no pueden ser adquiridos sin una receta médica previa. Los ansiolíticos son depresores que actúan de manera directa sobre el sistema nervioso central (SNC) pertenecen al grupo de medicamentos conocidos como benzodiazepinas; los efectos de este tipo de medicamentos poseen efectos desde tranquilizantes, hasta anticonvulsivantes, relajantes musculares y control del sueño. Para el tratamiento de la ansiedad, trastorno psicológico en el que los pacientes que la sufren padecen sentimientos de miedo, temor e inquietud extremos que afectan a su vida cotidiana, se utilizan principios activos como: clonazepam, diazepam o lorazepam entre otros.
Los especialistas recomiendan extremada precaución a la hora del consumo de sustancias y advierten que solo deben tomarse bajo la supervisión médica de un especialista, ya que pueden provocar adicción. Debemos tener en cuenta que estos medicamentos suelen tener como efectos secundarios: sensación de cansancio extremo, vértigos, pérdida de la coordinación y psicomotricidad fina, dolor estomacal, falta de concentración en el día a día o pérdida de visión, aumentando el riesgo de accidentes. Por ello, los medicamentos destinados al tratamiento de la ansiedad deben ser a corto plazo. De hecho, los especialistas no recomiendan que el tiempo del tratamiento supere los tres meses, recordando que el inicio y el final del tratamiento debe ser progresivo y controlado por un médico especializado y nunca debe ser abandonado de golpe.
Sustancias de carácter estimulante: medicamentos controlados para bajar de peso
Si anteriormente hablábamos de los medicamentos que pertenecían al grupo de los depresores para la ansiedad, en los siguientes nos enfocaremos en aquellas sustancias de carácter estimulante. Cuando hablamos de sustancias estimulantes, encontraremos en nuestro top of mind la cafeína, es decir, sustancias que aumentan nuestro estado de alerta, proporcionándonos una mayor actividad. Aceleran nuestro Sistema Nervioso Central creando un estado de hiperactividad en el que se disminuye la sensación de cansancio y sueño.
En películas como Requiem por un sueño, dirigida por Darren Aronofsky en el año 2000 ya observábamos la tendencia de muchas personas que consumían diferentes sustancias para perder peso. En los últimos años que las redes sociales nos han acaparado, la presión por el físico perfecto ha aumentado, haciendo que muchas personas recurran a medidas que pueden resultar nocivas para su salud. Existen riesgos derivados del consumo de medicamentos para reducir el peso. En primer lugar, existen muchas pastillas para adelgazar: legales y no legales, suponiendo sobre todo las no legales, un riesgo enorme para nuestra salud. Otro gran riesgo es el desarrollo de adicción y dependencia a este tipo de medicamentos que pueden llegar a producir alteraciones en las áreas neuropsiquiátricas de nuestro cerebro como pueden ser: alteraciones del sueño, taquicardia, sudoración excesiva y mayor riesgo de episodios psicóticos.
Existen medicamentos que pueden consumirse con prescripción médica para la pérdida de peso, lo que supone una supervisión constante por parte de un especialista y una evaluación previa. En casos extremos en los que el Índice de Masa Corporal es superior a 30 y hábitos como la rutina y el ejercicio no funcionan y el paciente tiene problemas que pueden suponer un peligro como diabetes e hipertensión, los especialistas pueden recetar medicamentos para bajar de peso a largo plazo.
Debemos saber que los medicamentos para la pérdida de peso pueden poseer efectos secundarios como náuseas, trastornos estomacales.
Existen múltiples sustancias y medicamentos que logran la pérdida de peso, pero muy pocas se encuentran aprobadas. Entre ellas encontramos: Bupropión-naltrexona, Liraglutida, Orlistat y la Fentermina-topiramato. Estos medicamentos producen una sensación de saciedad y reducción del apetito y son siempre tratamientos a largo plazo, extendiéndose más de doce semanas, por lo que no resultan de carácter inmediato.
Es muy importante prestar atención a los medicamentos que consumimos porque están estrechamente relacionados con nuestra salud y es importante no exponerse a riesgos. Por ello, hemos de ser conscientes de que cualquier medicamento puede tener implicaciones sobre nuestra salud y debemos siempre consultar con un médico.