Hoy nos sentimos deportivos y venimos con dos ejemplos de mercadeo de influencia, uno bastante reciente. Mientras el mundo tiende cada vez más a los micro influenciadores y estrategias costo-eficientes, el impacto de una estrella en los escenarios de mayor atención mundial es incomparable.
El tema lo tomamos porque en el primer juego de la estrella mundial del fútbol, Lionel Messi, tras la muerte del ídolo argentino Diego Armando Maradona, el jugador del Barcelona decidió rendir un homenaje que le obligó a quitarse la indumentaria de su equipo.
Messi, al anotar un gol, se quitó la camisa del Barcelona (patrocinada por Nike) y mostró una camiseta antigua de Newell´s, equipo para el que ambos argentinos jugaron, aunque Maradona brevemente. El detalle es que esa camisa de Newell´s era patrocinada por Adidas y además, aparecía el logo de Yamaha.
Las repercusiones vendrán, y aunque Messi personalmente tenga un contrato con Adidas, no sabemos si en Nike caerá bien que uno de los mejores jugadores del mundo decida quitarse su camisa para enseñar una hecha por su gran rival. Sin embargo, lo interesante es el impacto que unos segundos, en un evento deportivo, pueden provocar tantas olas para marcas y el mercadeo en general. Por ello, hoy traemos unos de los ejemplos más icónicos de este tipo de estrategia:
Ese cóctel de emoción tenía un elemento más de tensión: se esperaba saber si Manning se retiraba o no. Luego de una prodigiosa carrera, la consecución de su segundo Super Bowl parecía el momento ideal para cerrar su trayectoria como uno de los mejores jugadores de Football de la historia y un miembro seguro del Salón de la Fama.
Millones de fanáticos estaban atentos a sus declaraciones. Cuando le preguntaron, hasta dos veces, si se iba a retirar o si seguiría, las dos veces respondió que lo pensaría luego de tomarse una Budweiser. Nada más el hecho de que un héroe del football y reciente campeón les dijera a millones de fanáticos que su gran decisión la haría mientras se tomaba esa cerveza, es un endorsement incalculablemente valioso.
Apex Analytics intentó darle un número de valor publicitario y afirmó que eran al menos 3.2 millones de dólares. En comparación, los 30 segundos comerciales del Superbowl valían 5 millones, para ponerlo en contexto. Manning les dio en 2 segundos casi el mismo valor, y de manera gratuita, a los dueños de la marca.
Las historias indican que no hubo acuerdo para ello. Algunos señalan que la razón era que Manning controlaba dos distribuidoras de esa cerveza en los Estados Unidos. El punto es, sin embargo, el poder que tiene un influenciador en el momento apropiado.