Además de los cambios que estamos atravesando a nivel organizacional, una parte fundamental de la discusión es quiénes o cómo deberían ser los líderes que permitan guiar a sus equipos durante estos cambios.
Más allá del aumento de video llamadas de trabajo, desde antes de la pandemia ya estábamos en presencia de una explosión de la inteligencia artificial, el big data o la realidad virtual. Estas tecnologías siguen su acelerada evolución y son cambios con efectos mucho más duraderos.
Por ello, en los próximos años surgirán lo que se conoce como e-líderes. Aquellas personas capaces de entender más rápido los cambios e impulsar a sus organizaciones a un proceso de adaptación más eficiente e inclusivo.
Estudios recientes demuestran que los nuevos liderazgos son más inclusivos. Por ende, en un mundo donde la brecha digital es una amenaza cada vez más real y más cercana, los nuevos liderazgos van a ser capaces de reducir la brecha digital en sus comunidades.
Tanto a nivel empresarial como público, la gente valorará mejor a aquellas personas que sean capaces de ayudar a los rezagados tecnológicos a insertarse en nuestros nuevos entornos. La brecha digital, así como la de género, son oportunidades para que mediante su reducción le demos un impulso a nuestras economías.