Hoy nos despertamos con algunos estudios que apuntan lo siguiente: las empresas mexicanas planean aumentar su inversión en publicidad online casi en 50%. A pesar de la complejidad presupuestaria que implicó 2020, muchas empresas están dando el paso y haciendo estas inversiones desde comienzos de 2021. Otras organizaciones esperarán hasta el tercer o cuarto trimestre, cuando se prevé que el control sobre la pandemia muestre sus primeros signos claros.
La reconducción del comercio a plataformas en línea, como consecuencia del confinamiento, ha hecho que productos tecnológicos, cosméticos o alimenticios pasaran de ser evaluados en anaqueles a serlo en pantallas. Esta aceleración de la transformación digital es un aviso para que muchas empresas entiendan que el nuevo campo de batalla por la atención de los consumidores está en las páginas web.
En ese sentido, es importante entender que la publicidad en línea también requiere una formación y una planificación. Las facilidades de cambiar una inversión en materiales físicos o las difíciles negociaciones por espacios televisivos, se reemplazan por la complejidad de saber invertir en espacios híper-segmentados. En pocas palabras, la publicidad tradicional podía tener problemas de ejecución, pero casi siempre el mensaje llegaría a algún grupo de personas, fuera el púbico objetivo o no. La publicidad en línea conlleva riesgos como por ejemplo, si se segmenta mal y se selecciona un perfil muy ambiguo pues la misma campaña no llega a ningún lado.
Esta creciente rama de la publicidad requiere especialistas. Personas que sepan usar el sistema y puedan ver oportunidades que otros no ven. Por ejemplo, aquellas marcas que hoy quieren conectar con audiencias jóvenes están descubriendo en los E-sports, un campo para cultivar clientes con un enorme potencial.