La Organización Mundial de la Salud, es el brazo de la ONU dedicado a promover el bienestar físico, mental y social entre la población de los países que forman parte de ella. Creada en 1948, poco después de la instauración del organismo general, se especializa, como dice su chárter, en “políticas de prevención, promoción e intervención a nivel mundial en la salud”.
Evidentemente, la pandemia de 2020 fue un gran desafío que ha generado muchas dudas sobre la eficiencia del organismo. Millones de personas, ante la escala de un problema de salud global sin precedentes, voltearon a mirar al ente de mayor escala sobre estos temas.
En ese sentido, hoy queremos conversar sobre algunos aspectos de lo que significa la OMS y cómo sus decisiones, de manera directa o indirecta, te afectan a ti.
Lo primero que hay que entender es que las decisiones de la OMS siempre priorizan a los grupos o las personas más desprotegidas. Por ejemplo, ellos se están encargando de acelerar la llegada de las vacunas a países de las regiones más necesitadas como África, América Latina o Asia. Normalmente, la política implica dilemas en los que hay que priorizar algo sobre otra cosa, y la OMS muchas veces debe tomar esas impopulares decisiones.
Aunque queramos pensar en la OMS como una entidad, lo cierto es que responde a los países miembros y entra en una dinámica de debate político que burocratiza todas las decisiones. Si bien es cierto que hay países dominantes con mayor influencia en la organización, la OMS tiene unos procedimientos que ralentizan, queramos o no, su capacidad de acción.
La OMS es tan eficiente como lo sean los países con los que trabaje. La OMS difícilmente tendrá potestad de actuar en un país sin el consentimiento o vigilancia de las autoridades. Por ello, siempre que valoremos sus acciones tienen que ser en el contexto de una organización que sobre todo asiste, no lidera.