El siguiente paradigma de la tecnología enfrenta la personalización vs. la privacidad. El gran conflicto que enfrentan legisladores, políticos, empresarios y activistas es el acceso que debería permitirse a las compañías tecnológicas a la vida de las personas, a cambio de servicios refinados y ajustados a las necesidades particulares de cada uno de nosotros.
El dilema es difícil: ¿Quiero que las empresas sepan todo de mí para que me ofrezcan mejores productos? Es una pregunta que obliga al sacrificio para algunos actores.
Lo hemos comentado antes y el debate solo se vuelve más complejo con el pasar del tiempo. Y en ese debate, la publicidad tiene un rol importante. La capacidad de las empresas que hacen negocio con la información, para posicionar mensajes según la huella digital, los intereses y el perfil de la persona mediante el acceso a sus datos depende, en gran medida, del resultado de este debate.
Entre el abanico de actores que tienen voz en la discusión, hay empresas de tecnología que son los “gatekeepers”, o vigilantes en la decisión. Organizaciones como Apple, Alphabet, Samsung, entre otros, son los que desarrollan tanto el software como el hardware de la mayoría de las unidades que concentran la mayor cantidad de datos de la gente: los teléfonos inteligentes.
Y en ese grupo, algunos ya comienzan a tomar partido. Apple declaró que pronto comenzará a pedir autorización a usuarios para usar sus datos antes de ofrecerles publicidad personalizada. Es decir, lo que antes era prácticamente automático ahora requerirá del consentimiento de cada persona.
Otras empresas que hacen negocio de este modelo se han quejado. Facebook respondió afirmando que esa medida afectará el negocio de los anuncios en las redes sociales. Sin el acceso irrestricto que les permitía un entorno poco regulado y con lagunas legales, la materia prima para la personalización se agota. Las empresas se tendrán que adaptar a un nuevo campo de juego.