Hoy en día, la página web de las empresas se ha vuelto un activo tan fundamental como los edificios físicos donde los empleados tradicionalmente trabajan. Incluso, algunos podrían argumentar que es más importante.
La página o sitio web es la carta de presentación de la organización más accesible para todos en general y, cuando se utiliza bien, es el cerebro editorial que centraliza nuestra huella y ecosistema digital y funciona como repositorio histórico de los contenidos.
Sin embargo, muchos se preguntan ¿Cómo sé si mi página web funciona? ¿Cómo puedo identificar si está bien hecha? ¿Cómo compruebo que un desarrollador web hizo bien su trabajo? Después de todo, una página web necesita mucho más que verse bien.
Aunque es cierto que estudiar una página web requiere de ciertos conocimientos técnicos, tampoco hay que ser un experto para saber hacer las preguntas correctas. Si bien recomendamos trabajar con un especialista a la hora de hacer o mejorar tu página web, hoy te queremos indicar algunos conceptos clave que tienes que tener en mente para evaluar ese cerebro editorial.
Es clave que tu página web sea fácilmente encontrable por los usuarios. Es un requisito indispensable, ya que es lo que permite atraer a un nuevo visitante. Dentro de este apartado, se incluye el posicionamiento en buscadores, (y en especial Google) convertidos en las grandes puertas de acceso a los contenidos en internet, e incluye tanto el posicionamiento orgánico (natural, por el sistema) como publicitado (mediante aceleradores-pagos). Es decir, lo que llaman el SEO (Search Engine Optimization).
Luego, es muy importante que tu página sea fácil de navegar. Desde la velocidad de carga de las imágenes, hasta el orden de los elementos en la página para que los usuarios tengan un mapa simple para encontrar lo que necesitan. La usabilidad se refiere a la capacidad de que la página esté hecha de tal manera que, primero, sea fácil de utilizar para los visitantes y, segundo, ese uso esté orientado a nuestros objetivos (venta o posicionamiento).
Por último, tu página debe proyectar confianza. Es decir, la coherencia en el contenido, el funcionamiento correcto de todos los elementos e, incluso, los endosos de terceros actores sobre tu activo web son fundamentales para que la página no solo sea fácil de usar y de encontrar, sino que genera confiabilidad en un entorno hiperconectado e hipervulnerable como lo es el internet.