Las grasas trans han sido objeto de una creciente preocupación en el ámbito de la salud pública en México y en el resto del mundo. Estas grasas, conocidas como ácidos grasos trans, se han relacionado con una serie de problemas de salud, esto incluye enfermedades cardíacas, obesidad y diabetes.
En este artículo, te contamos qué son las grasas trans, dónde se encuentran, cómo afectan nuestra salud y cómo está regulada su presencia en los alimentos en México.
Antes de sumergirnos en el tema de las grasas trans y su regulación en México, es importante comprender las principales diferencias entre las grasas cis y trans. Los ácidos grasos cis y trans son dos configuraciones geométricas diferentes que pueden tener las cadenas de átomos de carbono en las moléculas de grasa.
• Grasas cis: en las grasas cis, los átomos de hidrógeno adyacentes en la cadena de carbono están en el mismo lado de la cadena. Esto crea una curvatura en la cadena de carbono y permite que las moléculas de grasa se empaquen de manera más cercana, lo que generalmente resulta en una grasa líquida a temperatura ambiente.
• Grasas trans: en las grasas trans, los átomos de hidrógeno adyacentes están en lados opuestos de la cadena de carbono. Esto provoca que la cadena de carbono sea más recta y que las moléculas de grasa se empaquen de manera menos eficiente, lo que resulta en una grasa más sólida a temperatura ambiente.
Las grasas trans se encuentran en dos formas principales:
• Grasas trans industriales: las grasas trans industriales son creadas a través de un proceso de hidrogenación parcial de aceites vegetales líquidos. Este proceso se lleva a cabo para hacer que los aceites sean más sólidos y tener una vida útil más larga en los alimentos procesados. Las grasas trans industriales se encuentran comúnmente en productos horneados, alimentos fritos, margarinas y productos procesados como papas fritas y galletas.
• Grasas trans naturales: las grasas trans naturales se encuentran en pequeñas cantidades en algunos alimentos de origen animal, como la carne y los productos lácteos. Sin embargo, las cantidades presentes en estos alimentos son generalmente bajas y no se consideran tan perjudiciales como las grasas trans industriales.
El consumo de grasas trans, especialmente las grasas trans industriales, se ha asociado con una serie de problemas de salud graves.
Algunos de los efectos negativos incluyen:
• Aumento del riesgo de enfermedades cardíacas: las grasas trans aumentan los niveles de lipoproteína de baja densidad (LDL), conocido como el "colesterol malo", en la sangre, lo que aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas.
• Obesidad: las grasas trans pueden contribuir al aumento de peso y la obesidad debido a su impacto en el metabolismo y la sensación de saciedad.
• Resistencia a la insulina: el consumo de grasas trans se ha asociado con una mayor resistencia a la insulina, lo que puede llevar al desarrollo de la diabetes tipo 2.
• Inflamación: las grasas trans también pueden desencadenar respuestas inflamatorias en el cuerpo, esto se relaciona con diversas enfermedades crónicas.
• Deterioro de la salud vascular: las grasas trans pueden dañar los vasos sanguíneos y promover la formación de placas ateroscleróticas.
La preocupación por los efectos perjudiciales de las grasas trans en la salud pública llevó a la implementación de regulaciones en México. El país ha tomado medidas para limitar el contenido de grasas trans industriales en los alimentos procesados y aumentar la conciencia pública sobre el tema.
Las Normas Oficiales Mexicanas (NOM) son regulaciones emitidas por el Gobierno de México para garantizar la calidad y seguridad de diversos productos, incluyendo alimentos. En el contexto de las grasas trans, existen NOM específicas que establecen límites máximos permitidos para la cantidad de grasas trans industriales en los alimentos procesados. Estos límites son esenciales para reducir la presencia de grasas trans perjudiciales en los productos que consumen los mexicanos.
Las NOM buscan limitar la cantidad de grasas trans en alimentos como margarinas, aceites vegetales, productos horneados, frituras y otros productos procesados que comúnmente contienen estas grasas. Al establecer límites, se pretende reducir los riesgos asociados con el consumo excesivo de grasas trans, como enfermedades cardíacas, obesidad y diabetes.
Otro aspecto importante de la regulación de las grasas trans en México es el etiquetado nutricional de los alimentos. Los fabricantes de alimentos están obligados a proporcionar información detallada sobre el contenido nutricional de sus productos en las etiquetas. Esto incluye la cantidad de grasas trans presentes en el producto.
El etiquetado nutricional permite a los consumidores tomar decisiones informadas sobre su elección de alimentos. Pueden verificar con rapidez la cantidad de grasas trans en un producto y decidir si desean consumirlo o buscar alternativas más saludables. Esta transparencia en la información nutricional es esencial para promover una alimentación más saludable y ayudar a las personas a evitar el consumo excesivo de grasas trans.
El gobierno mexicano también ha promovido activamente el consumo de alimentos saludables y la reducción de grasas trans. Las campañas de concienciación pública y las iniciativas para promover una alimentación equilibrada han sido fundamentales en este esfuerzo.
En resumen, las grasas trans son ácidos grasos que han sido objeto de preocupación debido a sus efectos adversos en la salud. Su presencia en los alimentos procesados ha llevado a la implementación de regulaciones en México para limitar su contenido. Estas regulaciones incluyen límites máximos permitidos y requisitos de etiquetado nutricional.
La promoción de alternativas saludables y la concienciación pública son parte integral de los esfuerzos del gobierno mexicano para reducir el consumo de grasas trans y promover una alimentación más saludable. Es por esto que la regulación de las grasas trans en México es un paso importante hacia la mejora de la salud pública de la sociedad y la prevención de enfermedades relacionadas con la dieta.