Estamos en medio de la campaña de vacunación más grande de la historia. Todos los países alrededor del mundo siguen caminos similares para lograr que la mayor cantidad de personas se vacune contra la COVID-19 lo antes posible.
Esos caminos incluyen comunicar efectivamente dónde ponerse la vacuna, cuándo toca recibirla, cuáles son los efectos, por qué es importante y segura, cuáles vacunas hay disponibles, cuánto se ha avanzado en el proceso e incluso, otras vertientes como desvío de vacunas, disrupciones en el proceso o efectividad ante las variantes. Es un escenario extremadamente complejo.
Mientras todo esto va en marcha, el seguimiento a los porcentajes de vacunación nos empieza a demostrar en mayor o menor medida la eficiencia de las vacunas. Países como Israel, Chile o Estados Unidos han avanzado rápidamente en un promedio importante de vacunas diarias, mientras en otros todavía se espera su llegada.
Hemos estado pensando en lo que implica toda esta logística histórica y pusimos la mirada en los próximos retos: el punto de equilibrio. El momento en el que el problema no va a ser la oferta de vacunas, sino la demanda.
Primero, hay que aclarar que alcanzar la inmunidad de rebaño requiere unos niveles de inmunización muy altos, alrededor de 75% según expertos. Para referencia, los países más avanzados apenas van por un 20%. Sino se alcanza ese umbral, la circulación del virus todavía será problemática y no habremos puesto bajo control la pandemia. Aumentar la producción de vacunas era el primer paso lógico en este reto.
Sin embargo, al resolver la oferta, el siguiente problema será la demanda y allí es cuando la comunicación tomará un rol clave para alcanzar el umbral necesario. Una vez que se alcance el punto de equilibrio, hay que buscar a aquellas personas que no van a ir proactivamente a vacunarse, ya sea porque les da miedo o sencillamente no creen en ello.