Uno de los mayores temores de las aerolíneas es que los viajes corporativos o de negocios no regresen al ritmo que tenían antes de la pandemia. Una actividad que generaba más de 1 trillón de dólares al año se vio dramáticamente reducida en 2020.
La importancia de los viajes corporativos es sistémica. No solo hay un beneficio evidente para el transporte aéreo, sino que se calcula que se multiplica en otros sectores. Un estudio de Oxford Economics señala que, por cada dólar invertido en viajes corporativos, se generan 12 para otras áreas comerciales.
El problema está en que, además de las preocupaciones que genera un virus ante la perspectiva de estar horas encerrado en un espacio con cientos de personas, las empresas a nivel mundial que optaron por reducir costos, comenzaron generalmente por los bienes raíces y los viajes de negocios.
En ese contexto, cabe destacar que los viajes corporativos no son solo el traslado para reuniones, sino incluso una opción de relacionamiento y cortesías con clientes o socios. Por ello, es una actividad que no va a desaparecer, sino que se va a transformar.
Los primeros estudios indican que las aerolíneas se van a adaptar a la nueva demanda con servicios de mayor calidad, pero también mayor costo. Es decir, un segmento de mercado menor pero que implique mayores inversiones. A su vez, los servicios se van a conectar con las innovaciones tecnológicas para ofrecer una experiencia de mayor comodidad y más personalizada. Aunque este cambio ya ocurre naturalmente, los avances se van a acelerar para no perder crecimiento en el negocio.