Como la necesidad es la madre de las invenciones, la pandemia del COVID-19 ha generado muchas de estas invenciones y para comenzar a explotar su potencial tenemos que hablar constantemente de ellas. Hoy, queremos enfocarnos en cómo la atención médica está cambiando y se va a redefinir en el corto plazo.
Desde siempre, las visiones futuristas y la televisión nos han pronosticado atención médica remota, con profesionales de la salud capaces de diagnosticarte y hacerle seguimiento a una enfermedad desde una pantalla. Incluso, los más soñadores ya imaginan cómo se podrá realizar intervenciones y operaciones de manera remota.
En ese contexto, la carga hospitalaria que supuso la COVID-19 obligó a muchos doctores, clínicas y hospitales a acelerar su capacidad de atención remota. En esa aceleración, se abre un mundo de posibilidades para generar más valor en ese nuevo campo de la industria.
Ahora que los sistemas de salud han experimentado lo que una crisis global sanitaria, entienden mejor todo lo necesario para garantizar un sistema de salud con acceso, universalidad, ecuanimidad y sostenibilidad. Es decir, que sea sólido a mediano y largo plazo en diferentes circunstancias.
Cuando la COVID-19 finalmente se controle, y el calculo total de daños se contabilice, mucha gente se va a preguntar: ¿Qué se pudo hacer para prevenir esto? La inversión en la prevención no solo de pandemias, sino de cualquier case de enfermedad, va a ser valorada, apreciada y demandada por la opinión pública.
La cooperación entre gobiernos y empresas se va a ver reforzada en el sector salud. Ahora que las necesidades del sector quedan en el foco de la opinión pública, las personas en general van a elegir políticos que atiendan esas necesidades.
Al igual que todas las industrias, la fusión entre el sector tecnología y la salud se va a acelerar. Los que primero aprendan a reconocer cómo se verá el futuro de esa fusión, tendrán una ventaja clara a sus competidores.