¿Alguna vez te has preguntado qué harías si un día encuentras un video tuyo diciendo y haciendo algo que nunca has dicho? Los deepfakes son la tecnología que hace de este hipotético escenario una posibilidad.
Los deepfakes son elaboraciones sofisticadas que, básicamente, crean una pieza audiovisual falsa pero indistinguible de la realidad. Lo que comenzó como tecnología compleja para el desarrollo de películas en Hollywood, se ha masificado y simplificado para que cualquier persona con un teléfono inteligente pueda crear piezas propias.
Más allá de los dilemas que presenta esta tecnología para la posverdad y los debates en la opinión pública, muchas marcas se están apoyando en los deepfakes para presentar piezas creativas basadas en celebridades. Spotify utilizó un deepfake para crear una experiencia musical con The Weeknd como protagonista.
Los deepfakes dan para mucho, pero al mismo tiempo es una iniciativa muy particular. Es importante evaluar si encajan en tu estrategia de mercadeo, si encajan con tu perfil como organización. Luego, se puede pensar en las posibilidades.
Los deepfakes navegan en la frontera de lo ético. No puedes simplemente tomar un video de una persona famosa y alterarla para que diga un mensaje en apoyo a tu negocio. Primero investiga las posibilidades legales, las opciones y los riegos que hay de por medio.
Hay aplicaciones que hacen casi automático el desarrollo de un deepfake. Tan sencillo como subir un video propio y utilizar las escenas disponibles para insertar tu propia imagen. Sin embargo, para hacer algo más sofisticado necesitas de un especialista que te guíe en el proceso y te indique las herramientas más apropiadas para hacer algo atractivo.
Estos son algunos de los puntos clave para alguien que considere los deepfakes como estrategia publicitaria. Antes, nuestra recomendación es informarse a profundidad sobre el tema, ver algunas de las últimas tendencias y conversar con colegas que hayan explorado algunas de estas técnicas.