Los estudios clínicos de fase I, II o III son hitos clave en el mundo de la industria farmacéutica. Estos momentos que definen el lanzamiento de una nueva solución o producto médico, son regulados por las autoridades y tienen un impacto directo en el negocio. Las empresas que cotizan en bolsa vigilan de cerca estos anuncios, porque los precios de las acciones son sensibles a las reacciones del público.
En ese sentido, la comunicación juega un rol fundamental. Debido a que los médicos y expertos entienden a profundidad el producto, pero no son especialistas en comunicarlo, necesitan una mano profesional que les ayude en el proceso.
Hoy les traemos varios consejos a tener en cuenta a la hora de anunciar ese tipo de resultados:
No se trata de recabar la información de los investigadores y escribirlo mejor. Los anuncios de estudios clínicos tienen que ser producto de un cruce de perspectivas que incluyen a los médicos, compliance, abogados, directivos, comunicadores y otros departamentos que tienen puntos clave a considerar cuando se interactúa de manera masiva ante un hito clave de la empresa.
Difícilmente haya buenas reacciones ante una nota de prensa que no se entiende. Aunque se debe utilizar el lenguaje profesional, hay que traducir y explicar en términos sencillos los resultados. La idea es que en la opinión pública se entienda perfectamente lo bueno, y lo no tan bueno, también.
El lanzamiento de las vacunas fue un ejemplo claro de lo sensible que es la opinión pública a datos concretos cuando no se contextualizan. Solo un número como “90%” de efectividad en Fase I, generaba una oleada de expectativas que se replicaba en numerosos medios de comunicación a nivel mundial. Cada dato, positivo o negativo, debe venir bien explicado para matizar cualquier expectativa.
La única manera de estar 100% seguros es cuidarse en salud y volver a revisar la normativa antes de publicar. En las empresas grandes hay un aparato burocrático y una cantidad de filtros que difícilmente permitan que salga un comunicado que no cumpla con las regulaciones locales. Sin embargo, nuestro consejo a cada comunicador es revisar siempre lo que dice la norma.