Con la llegada del verano viene el sol, la playa y los deseos de prepararnos para esos días. Nos ejercitamos y dejamos la comida chatarra a un lado para ponernos a hacer dieta. Sin embargo, después de semanas y semanas de seguir el estricto régimen queremos darnos una pequeña recompensa. Decimos que es parte de nuestro día, pero ¿cómo lo dominamos sin que se nos vaya el control?
En los últimos años han aparecido conceptos relacionados con la importancia del balance y el equilibrio. En el mundo de la salud y las dietas alimenticias, se ha puesto en boga el concepto de día de trampa o cheat day que básicamente consiste en “romper la dieta” y darse un gusto una vez a la semana.
Muchos autores tienen distintas teorías de cómo evitar perder el control de nuestras dietas. Y aquí compartimos un par de ellas:
Hay que tomar en cuenta que los días de trampa, equivalen a un día de un ciclo de sueño, no 24 horas. Por tanto, su planificación permite que juntemos algún plan con la familia y amigos y así no tener ningún sentido de culpa o preocupación. Es tener en cuenta qué y cómo hacer para que este día tenga la mayor efectividad posible y nos de fuerzas para continuar con nuestro régimen alimenticio definido.
Se recomienda una dosis de ejercicio para minimizar el impacto que podemos causar a nuestro cuerpo. En su libro “4 Hour body” (el cuerpo de las cuatro horas), el autor americano Tim Ferris comenta una serie de ejercicios que se pueden realizar durante el día para mantener el cuerpo activo, como las sentadillas o flexiones de pared, que él recomienda realizar treinta minutos antes de alguna comida.
Un aspecto importante a considerar es qué tipo de dieta estamos realizando, debido a que muchas son muy estrictas y difíciles de mantener (como la dieta paleolítica), haciendo que no nos mantengamos en ellas y recaigamos en un régimen alimenticio poco saludable.