Hace poco conversábamos de la necesidad de las empresas de posicionarse más allá de su ámbito de negocio. Las nuevas generaciones quieren una relación con marcas que representan no solo modelos de negocios, sino modelos culturales, políticos o sociales.
Entre los ejemplos que mencionábamos estaba el caso de Nike, quienes decidieron tomar una posición firme en la controversia por el abuso policial y el racismo en los Estados Unidos, apoyando la figura de Colin Kaepernick.
Hoy queremos hablar del timón que dirige la nave en un movimiento de este estilo: el CEO que toma el rol de activista. Aunque hay estrategias para que la cultura empresarial comience a proyectar los valores que se quieren defender sobre alguna causa social, la voz del CEO y su posición en la opinión pública es el camino más directo para que la gente sepa qué quiere y por qué lucha la empresa.
El CEO, al explotar su faceta de activista, responde además a una demanda generalidad en la sociedad: la búsqueda de carisma y compromiso. Un CEO activista y carismático es el motor de una estrategia de posicionamiento social.
Si el liderazgo de la empresa es ser activista, necesita un mapa claro de las comunidades con las que va a trabajar y de las cuales se hará responsable.
El activismo de los líderes de las empresas tiene que tener sentido con el trabajo y la historia y valores de la propia compañía. No hay nada más evidente que acciones forzadas o incoherentes.
Una empresa no puede ni debe querer cambiar el mundo. En cambio, solo puede hacer una diferencia sustancial en alguna causa particular. Define dos o tres causas centrales y dedica la mayoría de los recursos.
El activismo es un territorio hostil, donde hay intereses encontrados. El activismo por naturaleza nace de un conflicto, en el que hay una parte que defiende el status quo y otro que promueve un cambio. La compañía debe estar preparada ante las consecuencias de defender una causa.
Una vez que la empresa entra en el terreno del activismo, dependiendo del tema, hay personas y vidas involucradas que han sido, son o serán afectadas por cómo evolucione el conflicto. La empresa debe ser responsable.